sábado, 4 de mayo de 2024

Culpables somos todos

 

Cuando miro atrás sobre cómo hemos llegado a que una democracia ejemplar de cuarenta años en uno de los países con más larga historia en Europa se vea contra las cuerdas acorralada por antipatriotas, me llevan los diablos por la podredumbre moral de una clase política capaz de manipular y sobornar con tal de mantenerse en el poder aunque sea con respiración asistida. De esa panda de charlatanes, fanáticos, catetos y a veces ladrones —con corbata o sin ella—, dueña de una España estupefacta, acomplejada o cómplice. De una feria de mangantes que las nuevas formaciones políticas no regeneran, sino alientan.

El disparate catalán tiene como autor principal a esa clase dirigente catalana de toda la vida, alta burguesía cuya arrogante ansia de lucro e impunidad abrieron, de tanto forzarla, la caja de los truenos. Pero no están solos.

Por la tapa se coló el interés de los empresarios cobardes y cómplices, así como esa demagogia oportunista, encarnada por los Rufiancitos de turno, aliada para la ocasión con el fanatismo más analfabeto, intransigente, agresivo e incontrolable con esa pinza siniestra de chantaje social y emocional facilitado por la dejación que el Estado español ha hecho de sus obligaciones —cualquier acto de legítima autoridad democrática y defensa de los valores nacionales se considera por intoxicación un acto fascista—, crece y se educa desde hace años a una sociedad joven de Cataluña, con sesgos de intolerancia visceral con efectos dramáticos e irreversibles, a corto y medio plazo. En esa fábrica de desprecio, cuando no de odio fanático, a todo cuanto se relaciona con la palabra España.

Pero ojo. Si esas responsabilidades corresponden a la sociedad catalana, el resto de España es tan culpable como ella. Lo fueron quienes, aun conscientes de dónde estaban los más peligrosos cánceres históricos españoles, trocearon en diecisiete porciones competencias fundamentales como la educación y las fuerzas de seguridad del estado.

Lo es esa izquierda insensata que ha pervertido al pueblo para que la bandera y la palabra España parezcan propiedad exclusiva de la derecha, y lo es la derecha que no vaciló en atribuirse como exclusivos tales símbolos en sus turbios negocios. Lo son los presidentes desde González a Rajoy, sin excepción, que durante tres décadas permitieron que el nacionalismo despreciara, primero, e insultara, luego, los símbolos del Estado, convirtiendo en apestados a quienes con toda legitimidad los defendían por creer en ellos. Son culpables los ministros de Educación y los políticos que permitieron la tóxica falsedad en los libros de texto formando generaciones en el desprecio para un futuro de enfrentamiento. Es responsable la Real Academia Española, que para no meterse en problemas negó ayuda a los profesores, empresarios y padres de familia que acudían a ella denunciando chantajes lingüísticos.

Es responsable un país que permite que grupos de miserables silben a su himno nacional y a su rey, escupan y quemen nuestra bandera que simboliza la unidad entre todos.

Son responsables los periodistas y tertulianos que ahora despiertan indignados tras mirar para otro lado durante décadas, mientras a sus compañeros  los llamaban exagerados y alarmistas.

Porque no les quepa duda: culpables somos ustedes y yo, que ahora exigimos sentido común a una sociedad civil catalana a la que dejamos indefensa en manos de manipuladores, sinvergüenzas y delincuentes. Una sociedad que, en buena parte, no ha tenido otra que agachar la cabeza y permitir que sus hijos se camuflen con el paisaje para sobrevivir. Unos españoles desvalidos a quienes ahora exigimos, desde lejos, la heroicidad de que se mantengan firmes, cuando hemos permitido que los aplasten, humillen y silencien.

Por eso, pase lo que pase, el daño es casi irreparable y el mal de la codicia sin escrúpulos, ni principios es cancerígeno, pues todos somos culpables. Por estúpidos, por indiferentes, por cobardes.

Ahora borra este mensaje y condénalo en la indigna indiferencia esperando que otros hagan el esfuerzo por ti o pásalo a tus amigos y manifestaos en contra del desmoronamiento moral de esta España histórica por la que millones dieron su vida, por defender su integridad y dignidad milenaria, de una cultura que desde fuera ha sido referencia ejemplar mundial.

¡En tus manos queda!

Arturo Pérez Reverte

jueves, 18 de abril de 2024

Cristóbal Colon y la progresía

No sé qué demonios tiene ahora Sumar contra Cristóbal Colón, pero el Comité de Ocurrencias de Yolanda (subsección de Mamandurrias Variadas) ha emprendido una campaña contra tan insigne figura. Yo, sin embargo, pienso que Colón sigue siendo un magnífico detergente. De hecho, siempre preferí los tambores de Colón a las trompetas de Hernán Cortés. Pero bueno. Doctores tiene la Iglesia.

De Colón no sabemos ni dónde nació. Muchos dicen que era veneciano; otros, genovés; otros, portugués; otros, medio uruguayo. Uruguayo va a ser que no.

La teoría más reciente sobre la nacionalidad del descubridor de las Américas, la que goza de más predicamento entre los intelectuales independentistas de la plurinacionalidad plurinacional, es que Cristóbal Colón era natural de Tarragona, concretamente de Calella de Palafrugell, en la provincia de Cuenca, lindando con el Guadalquivir por la valla de Melilla. Por eso, por su catalanismo probado, no se entiende el ímpetu de Sumar de derribar la estatua de Colón de Barcelona, monumento en donde doscientos descerebrados se reunieron anteayer para poner un huevo. Concretamente, el huevo de Colón.

La historia del huevo de Colón es una incógnita. Parece ser que, siendo tan sólo un grumete, a la tierna edad de 57 años, lanzó Colón un ancla malamente y el huevo izquierdo se le quedó enganchado. Horroroso, lector. Horroroso. Ya dice el refrán que no hay dolor más insufrible ni dolor más inhumano que pillarse los coj*nes con la tapa del piano. Pero lo del ancla fue peor. Dicen los eruditos (que son erudos pequeños) que en ese momento Cristóbal Colón, que era barítono, se convirtió en soprano. Muy mala rima, por Dios. Muy mala rima.

El caso es que, a partir de entonces, empezó Colón a cortarse el cabello como al estilo de Bildu: le ponían un tazón en la cabeza y eliminaban lo sobrante. De esa forma, le quedaba a Colón un flequillo de hacha. Horroroso, lector. Horroroso. Por eso no se entiende el ímpetu de Bildu de corear la petición de Sumar para derribar la estatua de Barcelona, y más sabiendo que Colón era natural de Donostia, en la provincia de Murcia, lindando con el río Miño y con el valle de Arán.

Manco de un huevo, comenzó Colón su gesta de conquistar a las Indias. Pero las indias no se dejaban conquistar. Preferían los huevos dobles a los de sólo una yema. Y entonces Colón echó mano de los hermanos Pinzones, que eran unos marineros, y se fueron con Colón, que era otro marinero. Y así, entre orgía y orgía antiheteropatriarcal y antiheteronormativa, llegaron los tres barcos a buen puerto. Por eso no se entiende que el colectivo LGTBI, afín masivamente a Sumar, no se subleve contra esos burdos intentos de derribar la estatua de Colón, la estatua de ese hombre que se convirtió en soprano. Y más sabiendo que Colón era natural de Torremolinos, en la provincia de Lérida, lindando con el río Duero y con el valle de Ambroz.

Llegaron las naves de Colón a América con muchas penalidades: ni Santa María pudo impedir la mala pinta que traía la niña. Y es que la mar estaba picada, y las naves se movían más que Toni Cantó buscando acomodo. Pero Colón, que era un lince en asuntos de negocios, se repuso. Adivinando increíbles beneficios, se puso a importar tabaco. Por eso no se entiende que todos los fumadores con cáncer de pulmón irreversible no se opongan al derribo de la estatua. Y no se entiende, tampoco, que el gremio de estanqueros no haga lo propio. Y más sabiendo que Colón era natural de la Universidad de Güisconsin, en la ciudad de Albacete, en la provincia de Soria, lindando con el río Ter y con el valle del Po.

Tras el tabaco, vinieron otras cosillas. Colón y los hermanos Pinzones (que eran unos marineros, y se fueron con Colón, que era otro marinero) se enteraron de que unos indios muy simpáticos de las Américas se dopaban con ayahuasca. Los indios americanos, con la ayahuasca, veían cosas que no eran: la plurinacionalidad, el derecho a decidir, el aprobar con suspensos... Colón se encandiló con el tema, aunque tampoco hacía ascos a los sapos venenosos. Y de esa forma, trajo la ayahuasca a España. Por eso no se entiende que el Comité Revolucionario de Galapagar, reunido en éxtasis químico alrededor de la piscina, le tenga tanta tirria al descubridor de las Américas. Y más sabiendo que Colón era natural del mismísimo Galapagar, en la provincia de Lugo, lindando con el río Ebro y con el valle del Jerte, y que fue fundador de Podemos.

En fin, lector. No quiero cansarte más. Y además, necesito ir al retrete. Tengo el Colon irritable.

Juan Manuel Jiménez Muñoz

jueves, 11 de abril de 2024

Los Ceausescu: Las comparaciones son odiosas

En los currículums académicos de Elena Ceaușescu (de soltera Petreșcu) y de Begoña Gómez, existen similitudes dignas de mención. Nacida de familia humilde en Petresti, un pueblo rumano situado al noroeste de la capital, la futura esposa de Nicolae Ceausescu completó apenas dos cursos de la carrera de Químicas en la universidad de Bucarest, estudios que abandonó para dedicarse a trabajar, lo que no fue obstáculo para que el régimen comunista le otorgara su licenciatura con posterioridad. En 1970, ya en pleno reinado de su marido, Elena defendió su tesis a puerta cerrada y sin admitir preguntas, un proceso tan anómalo que provocó el despido de algunos docentes de prestigio que se opusieron a la cacicada, y la obligación posterior de otros a admitirla como coautora de sus obras y publicaciones. En plena dictadura, Elena fue colmada de honores académicos y doctorados honoris causae, algunos de reconocidas universidades extranjeras. La realidad es que, lejos de ser una brillante investigadora de fama mundial, Elena apenas sí podía comprender las fórmulas más básicas del recetario químico. Uno de los mayores propulsores de sus presuntos trabajos científicos fue Pergamon Press, la conocida editorial propiedad del polémico Robert Maxwell. Tras la caída del régimen, muchos de esos honores internacionales le fueron revocados, no obstante lo cual tanto la Universidad de Londres como la Royal Society siguen negándose a reexaminar los que en su día le otorgaron. Como todo dictador que se precie, Nicolae Ceausescu no se conformaba con acumular dinero y siervos, sino que ansiaba el reconocimiento dentro y fuera de las fronteras rumanas para él y su compañera. Al final, el abultado currículo de Elena fabricado por el régimen de su marido no era más que una larga sarta de mentiras.

De María Begoña Gómez Fernández (Bilbao, 1975), casada en 2006 con Pedro Sánchezse saben muy pocas cosas. Que es hija de Sabiniano Gómez, quien, junto a sus hermanos, explotó durante años un floreciente negocio de saunas gay en Madrid, y que pasó su infancia en Valderas, León. Que se licenció en marketing en la escuela ESIC de Madrid (un centro privado adscrito a la Universidad Rey Juan Carlos), aunque el ESIC nunca ha querido aclarar los años en los que estudió y la titulación que obtuvo, y si en realidad cursó después uno o dos masters (parece difícil cursar un master sin licenciatura previa). Que desde 1999 trabajó en Task Force, empresa dedicada a la búsqueda de donativos para financiar ONGs (Greenpeace, Oxfam Intermón), luego absorbida por Inmark Europa. Como directora de Consultoría, la labor de Begoña consistía en reclutar personal capaz de buscar pasta para las ONGs citadas. Que en 2018, coincidiendo con el salto a la fama de su maridito, pasó a dirigir el “Africa Center” del Instituto de Empresa (“no ha traído un duro a esta casa”), y que tras su salida del IE, su marido, el Ceausescu español, le buscó una cátedra, sin titulación universitaria alguna, en la Complutense, sobre “Transformación Social Competitiva” (átenme esa mosca por el rabo).

En realidad no hay forma humana de encontrar en la red un mínimo currículum de la señora del presidente del Gobierno de España. No cuenta con entrada en la Wikipedia. No hay rastro en internet de la esposa de Sánchez, sin duda porque alguien se ha ocupado a conciencia de borrar su huella digital. Algunas fuentes hablan de que no logró su titulación en Marketing en el ESIC, sino en un centro privado madrileño llamado M&B Escuela Superior, que expide títulos no homologados oficialmente. De lo que no cabe duda es de que Begoña Gómez es una experta en eso que llaman “Fundraising Público y Privado”, algo que, en román paladino, equivale a decir que sabe muy bien cómo levantar dinero ajeno, cómo buscar pasta para propios (primero) y extraños (después), una ocupación que, en un país básicamente corrupto como este, no debe resultar muy dificultosa cuando una comparte cama con el presidente del Gobierno.

En realidad es un disparate político que a estas alturas Pedro Sánchez siga en Moncloa y su señora esposa continúe en la Complutense, tras el soberbio escándalo provocado por el descubrimiento de que su sueldo en el IE no lo pagó el IE sino Javier Hidalgo, dueño del grupo Globalia, uno de cuyos activos es Air Europa, aerolínea a la que el Gobierno Sánchez rescató de la quiebra con algo más de mil millones entre el rescate propiamente dicho, créditos ICO y demás, decisión adoptada en Consejo de Ministros en sesión en la que Sánchez no se abstuvo, para qué, como hubiera sido su obligación. En cualquier país democrático un escándalo de estas características hubiera provocado la caída automática del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales. Al lado de casa tenemos el caso paradigmático de Portugal, una democracia, esta sí, donde el mismo día que la policía judicial detuvo al jefe de gabinete del primer ministro, Antonio Costa, acusado de graves delitos de corrupción, ese mismo día, esa misma mañana, dimitió Costa, media hora después de que el presidente de la República, Rebelo de Sousa, le llamara a capítulo al Palacio de Belém. En una democracia tan poco glamurosa como Perú, 6 de los 18 ministros –el de Interior entre ellos- del Gobierno que preside Dina Boluarte presentaron esta semana su dimisión, en medio de una investigación judicial contra la propia Boluarte por presunto enriquecimiento ilícito vinculado a la colección de relojes que la dama posee, sin que sobre Lima hayan llovido Rolex del cielo.

La puntilla a nuestros Ceuasescu se la proporcionó el lunes el diario El Confidencial cuando sacó a la luz que la señora de Sánchez firmó una carta de apoyo a una UTE que licitó a un contrato de 7,7 millones del Ministerio de Economía y que acabó llevándose. Uno de los principales accionistas de la UTE ganadora es el empresario Carlos Barrabés, que participó en el “acercamiento” de Begoña a Hidalgo en 2019 y que, posteriormente, ha diseñado los contenidos del máster en Transformación Social Competitiva que la doña dirige en la Complutense, porque Begoña, como Elena Ceaucescu, no es capaz de llenar de garabatos un folio en blanco. De hecho, la sintaxis de la carta y las dificultades que exhibe a la hora de respetar eso que se llama “concordancia gramatical”, parecen indicar que la dama dedicó su infancia en Valderas a comer bacalao más que a estudiar la gramática castellana. El caso es que la carta sirvió a Barrabás y sus socios para llevarse la adjudicación por la mínima frente a la competencia. Luego hemos sabido que Begoña firmó una segunda misiva del mismo tenor para otro proyecto similar. Lo extraordinario, lo revelador del caso, es el desparpajo con el que planta su firma y rúbrica a pie de página, testimonio de la abisal confianza que debe asistirle sobre la impunidad de sus actos en esta España corroída por la corrupción, Begoña Gómez, con un par, esposa de quien vos sabéis, siguiendo el ejemplo del ex juez Baltasar Garzón, expulsado de la carrera por corrupto, cuando pedía pasta al banquero Emilio Botín, firmado Baltasar Garzón Real, magistrado juez de la Audiencia Nacional, por si Botín no se hubiera percatado.     

Si los hechos son como parecen, lo que parece es que los Ceausescu hispanos se han dedicado a los negocios al por mayor, se han empleado a fondo en hacerse un buen colchón, y lo dramático del caso es que no hay forma humana no ya de echarlos, algo que debería ser automático si los padres de la Constitución hubieran previsto en la misma los mecanismos necesarios para desalojar de la presidencia a cualquier protodelincuente aspirante a la misma, sino de enviarlos al banquillo, el único lugar en el que merecen sentarse. Pero están finiquitados. Están muertos y lo saben. El aprendiz de sátrapa lo sabe tan bien que al día siguiente de volver de Arabia Saudita de inclinar la testuz ante ese modelo de Príncipe a lo Maquiavelo o a lo Gracián que es Mohamed bin Salmán, que a punto estuvo el mozo de romperse la cervical por la contundencia del cabezazo, corrió raudo al Valle de los Caídos para una nueva performance con Franco, el general al que la PSOE no inquietó lo más mínimo durante los 40 años de dictadura, y con los huesos de los caídos del banco nacional asesinados por republicanos, que esos fueron los que el bobo solemne contempló. Lo hace no tanto por el deseo de provocar una vez más a esa mitad larga de España que le detesta, sino como un intento desesperado de mantener tensionada y movilizada a su base electoral, a esa izquierda radical que le apoya y que en un momento dado podría sentirse abochornada con lo de Begoña, a ese PSOE que controla, como Nicolae controlaba al PC rumano, con mano de hierro, pero que, como le pasó a Nicolae, podría ser al final el único que acabe con él, porque puede que a Sánchez solo lo echen los suyos.

Vistos, sobre todo, los escrúpulos mostrados por los Feijóo con la señora de Sánchez. Después de varias semanas con el foco puesto en la dama y en su comparecencia ante la comisión de investigación del Senado, el líder del PP ha afirmado que “no le gusta” la idea, porque ese “no es mi estilo ni mi forma de hacer política”. Oiga, señor mío, este no es un asunto que tenga que ver con usted, ciudadano Alberto Núñez Feijóo, sino con un partido que representa a millones de españoles de centroderecha deseosos de que la Justicia tome cartas en un caso que luce tan abrasadores indicios de corrupción. Es cierto que serán los jueces quienes califiquen jurídicamente los hechos, pero son los españoles honrados los obligados a denunciarlos. Y la suya, la de llevar el caso directamente al juzgado de guardia. Esos millones de españoles que votan PP y que han sido traicionados reiteradamente por el PP, un partido que tiene contraída una deuda impagable con esa España de clases medias sedicentemente liberal. Tan cerca como este jueves, el diario El Mundo aludía (“Cómo Hitler pasó de político desahuciado a dictador absoluto en sólo seis meses”) al reciente libro del historiador norteamericano Timothy W. Ryback, según el cual el líder nazi no tomó el poder en Alemania en 1932, sino que se lo entregaron. Los paralelismos con lo ocurrido en España en mayo/junio de 2018 son deslumbrantes. Pedro Sánchez no llegó al poder tras unas elecciones: se lo regaló Mariano Rajoy, se lo sirvió en bandeja el traidor a cambio de que la izquierda le perdonara la vida y se olvidara de él.

¿Pretende Feijóo reeditar lo peor del rajoyismo seis años después? ¿No han aprendido en Génova ninguna lección de lo ocurrido en 2018? ¿Sabe el PP con quién se está jugando los cuartos? El también historiador Jordi Canal aseguraba ayer que “Feijóo no ha acabado de entender bien cuál es el problema en Cataluña” y uno piensa que posiblemente tampoco ha entendido el de España entera, al menos no en toda su trágica dimensión. La transición está muerta y en su legado hay muy poco (la convivencia, tal vez, importante) que sirva para el futuro. Ya no vale una Constitución que ha dejado al Estado inerme para repeler la agresión de un salteador de caminos aliado con los peores enemigos de la nación de ciudadanos libres e iguales. El problema no es si en Junts hay tres o cuatro tipos decentes con los que se puede hablar, o si quedan mil socialistas capaces de avergonzarse de Sánchez; el problema es que hay que replantear desde la raíz el futuro de España si queremos un país libre, próspero y seguro, con radical separación de poderes, con contrapesos efectivos capaces de atar en corto al poder; el problema es que hay que meterle mano no solo a la ley electoral, sino al funcionamiento de unos partidos reñidos con cualquier práctica democrática; es que hay que acabar con la obscena partitocracia que no ha traído hasta el muladar en que hoy nos hallamos. El problema, en fin, es que estamos abocados a poner en marcha una auténtica revolución democrática. Ese es el reto.

Y mientras tanto, nuestro Chauchescu en versión chorizo de Cantimpalos seguirá a lo suyo, convencido, a pesar del horizonte electoral que se le viene encima, de estar a punto de vencer los últimos obstáculos para perpetuarse en el poder, haciendo acopio de fondos detraídos de la financiación autonómica con los que ocupar Telefónica en la esperanza de hacerse inmensamente rico, presionando en Bruselas a los Reynders de turno para que terminen de vencer las últimas resistencias del pusilánime PP, de forma que en Génova accedan a la renovación definitiva del CGPJ, con lo cual Feijóo terminaría de convertir a Sánchez en dictador vitalicio, como el mariscal Hindenburg terminó por convertir a Hitler en amo de Alemania en 1933. Seguirá aferrado al poder hasta el final y está por ver si consentirá en dejarlo incluso en caso de ser derrotado en las urnas. Asediado como está y contra las cuerdas, se jugará su futuro de dictador hasta el último minuto, proclamando su autoridad como aquel matrimonio Ceuacescu que en el instante mismo de su ejecución reclamaba obediencia al pelotón de fusilamiento.

Voz Populi Publicado: 07/04/2024 


martes, 12 de marzo de 2024

 

En el gobierno de Felipe González no hubo corrupción política y económica hasta más allá de dos legislaturas completas, porque, desafortunadamente, y más en este país, el poder corrompe y despierta el lado más oscuro de los hombres. A Chávez y Griñan les ocurrió lo mismo, llevaban tanto en el poder que se creyeron que aquello era suyo. Por eso los países como USA, o Presidentes coherentes como Aznar, limitan los mandatos presidenciales a 8 años, de forma que su sucesor, al traer equipos nuevos, o casi, harán borrón y cuenta nueva, por la cuenta que les trae.

Sin embargo el gobierno de Sánchez, en coalición con Podemos, esto es, formado por una mayoría de individuos sin oficio ni beneficio, en su primera legislatura completa, han sido tan chorizos que han debido pensar, no nos vamos a ver en otra como esta, no vaya a ser que no tengamos otra legislatura, con lo que vamos a trincar desde ya todo lo que podamos, y a gastar en meretrices y marisco, que paga el contribuyente. Y ahí está el caso Ábalos, Cerdán, Koldo, Begoña, Marlaska, Illa, Montero, etc., etc., etc, toda una panda de sinvergüenzas desalmados que, ¡durante la Pandemia!, o han robado o han hecho la vista gorda para que otros robara, lo que en derecho penal se llama cooperador necesario o encubridor.

Así, la sociedad que están adoctrinando, empieza a pensar que si ellos pudieran, también lo harían, y por eso no les castigan en la urnas.

Pero lo cierto es que el verdadero y mayor acto de corrupción es aprobar una Ley de amnistía, tú me das tus siete votos para hacerme presidente, y tú y yo votamos juntos la Ley que va a hacer que se olvide, y se tengan por no cometido, cualquier tipo de delito que hayas llevado a cabo, si, sí, cualquiera, en los últimos trece años, siempre que no hayas matado a nadie ni torturado gravemente a nadie.

Este país está podrido, y lo peor y más preocupante es que a 7.760.970 de españoles votantes del PSOE, más los votantes de los partidos que conforman el gobierno Frankenstein, no les importa lo más mínimo.

 

martes, 5 de marzo de 2024

QUE VENGA DIOS Y LO VEA.

 Advertencia a los lectores: este extenso pero jugoso artículo de hoy trata sobre el fraude de las mascarillas en Baleares. Quiero advertir que Franco, Millán-Astray, Ayuso, Feijoo, la Falange, Hernán Cortés, los Reyes Católicos, Julio César y Viriato no aparecen en mi artículo como autores de la estafa, al no figurar tampoco en las actas de la Guardia Civil. Yo, torpe de mí, me centraré en los jefazos del PSOE, que sí están siendo investigados por la Benemérita. Pero si alguien desea conocer la verdadera implicación de los fascistas en las mascarillas fraudulentas de Baleares, habrá de conectar con el Equipo de Felación Sincronizada de El País, Diario Público, Cadena SER, Radiotelevisión Espantosa y “Al rojo vivo” de la Sexta. Ellos tienen pruebas sólidas de que Koldo ha trabajado mano a mano con la derecha extrema, la extrema derecha, el franquismo retrógrado, el hermano de Ayuso, los genocidas del pueblo azteca y los conquistadores de Al-Ándalus. Ellos te lo explicarán absolutamente bien para que tú lo repitas como un loro. Hala, sectario. A cambiar de canal.

Dicho esto, comencemos.

De todos los presuntos estafadores de mascarillas que están saliendo a la luz, hay una “presunta” que nunca me pareció buena gente. Se trata de Francina Armengol, expresidenta de Baleares. Prometo, lector, que no le tengo tirria por capricho. Sí, sí. Ya sé que la memoria es frágil. Pero la mía… no.

La pareja de Armengol es Joan Nadal, trabajador autónomo, dueño de un chiringuito de jardinería con cero trabajadores que facturó cero euros los años 2012, 2013 y 2014: una empresa muerta. Pero en 2015, justo el año en que Armengol llegó a la presidencia de Baleares, con los cero trabajadores de siempre ingresó, cosa curiosa, 4,3 millones de euros. Al año siguiente (2016), otro milagro: el chiringuito declaró casi un millón de euros. Y desde entonces hasta hoy (2017-2023), cero trabajadores y cero euros de ingresos. Ojo: son datos de Hacienda, no míos. Si entre mis lectores hay algún autónomo con cero trabajadores que haya ingresado 4,3 millones de euros en un sólo año, por favor: póngase en contacto conmigo para explicarme el negocio. Con esas escandalosas cifras, y con una pizca de vergüenza, Francina Armengol ya estaría siendo investigada como se investigó en su momento a la infanta doña Cristina por los líos de Urdangarín. Pero no. Esto es la izquierda caviar del intocable progresismo-progresista, y Armengol es ahora presidenta del Congreso. Si eso no resulta raro, que venga Dios y lo vea.

Otrosí digo, Señoría. En febrero de 2018, Armengol aprobó un decreto que obligaba a hablar en catalán a todos los médicos de las Islas Baleares. De esa manera tan inteligente logró que centenares de sanitarios huyeran de allí, y que los isleños lo pagaran caro durante la pandemia COVID: se quedaron pocos médicos en Baleares, pero gracias a Dios todos ellos hablaron en catalán con los moribundos. El caso más escandaloso fue el de Ileana Antón, la única neuropediatra de Baleares, que en marzo de 2018 se marchó de las Islas porque no le salía de los ovarios estudiar catalán. Armengol, entonces, prefirió pagar aviones hacia la península a los niños con problemas neurológicos antes de permitir el castellano. Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

Otrosí digo, Señoría. El 7 de octubre de 2020, en plena pandemia COVID, con los locales de ocio cerrados y la gente en sus casas durante el toque de queda, mientras Armengol instaba a sus súbditos “a incrementar sacrificios” (sic), la policía de Palma fue advertida del enorme ruido en un bar de copas, concretamente en el “Hat-Bar”. Eran las dos y diez de la madrugada y, al personarse, la policía encontró un cierto número de juerguistas entre los que se encontraba… sí, sí, amigo mío: la Armengol. Primero, negó los hechos; pero la hija de fruta, ¡dieciocho días después!, acabó por disculparse. Por esa misma indecencia (juergas durante la pandemia) cayó Boris Johnson, primer ministro de la Gran Bretaña. Pero nuestros hijos de la Gran Bretaña no se despegan del sillón ni con agua caliente. Al contrario: Armengol fue ascendida a tercera autoridad de España. Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

Y ahora vayamos a las dichosas mascarillas de Koldo, de ese híbrido entre Einstein y Belén Esteban que cobraba una pensión de invalidez mientras cortaba troncos en Navarra, de ese tipo del que Pedro Sánchez escribió el siguiente panegírico en el año 2014:

"Koldo es un gigante de la militancia socialista, un guerrillero de corazón comprometido, un referente en la lucha contra la derecha". Que Dios le conserve la vista, ya que la vergüenza se la quitó hace tiempo. Digo a Sánchez. Bueno. Y a Koldo.

Pero Koldo quería caldo, y esto fue lo que sucedió:

1- El Gobierno de Armengol compró mascarillas a los amiguetes de Koldo. En mi opinión, nada que objetar: en plena debacle, muchas administraciones recibieron la llamadita de Koldo y algunas, desesperadas, picaron el anzuelo. Pero no sólo eso: Armengol ni siquiera firmó un papelito con la banda de estafadores: simplemente… apalabraron un acuerdo y redactaron el escrito semanas más tarde. Si eso no resulta raro, que venga Dios y lo vea.

2- El Gobierno de Armengol recibió de Koldo medio millón de mascarillas que eran pura basura, la nada con sifón, una bazofia. En Baleares se dieron cuenta de inmediato: un informe interno y secreto de abril de 2020 ya advertía que las mascarillas eran más inútiles que un submarino descapotable. De hecho, las almacenaron en un depósito donde, ya caducadas, aún crían polvo. Sin embargo, incluso sabiéndose estafada, Armengol pagó a los delincuentes 3,7 millones de euros, cargó el dinero a los fondos europeos y calló como una fruta: y es que el presunto estafador de la estafada Armengol era un alto cargo del PSOE, y entre bomberos no se pisan la manguera. Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

3- El 12 de agosto de 2020, no contenta con haber estafado a Armengol, la banda de Koldo pidió un informe favorable al Gobierno balear “para seguir operando con otras administraciones” (sic). Y sí: Armengol emitió ese informe favorable a sabiendas de que sus mascarillas eran basura, a sabiendas de que la habían estafado. Y con ese aval mentiroso, con esas buenas referencias de un compañero de partido, con esa inmoralidad basada en los códigos sicilianos de la omertá, permitió Armengol que Koldo pudiera estafar a otras administraciones y pusiera en peligro la salud de más profesionales y más pacientes. Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

4- Por último, un día antes de perder el poder en Baleares, cuando faltaban sólo 24 horas para que el nuevo Gobierno del PP la reemplazase, Armengol se dio cuenta de que estaba perdida, de que sus mentiras y sus falsas mascarillas saldrían a la luz en pocos meses. Entonces, y sólo entonces, firmó un documento pidiendo a la banda de Koldo que devolviese a Baleares 2,3 millones de euros de los 3,7 estafados. Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

A ver, militante del PSOE o votante de Pedro Sánchez, déjate del “y tú más” y repite conmigo tres veces:

Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

Si eso no es ser mala persona, que venga Dios y lo vea.

Y es que ya no hay pan para tanto chorizo ni caldo para tanto Koldo.

Juan Manuel Jimenez Muñoz.



lunes, 19 de febrero de 2024

El frente de la libertad

Soy europeo, y agradezco todos los días a Israel que sea nuestra avanzadilla, la frontera atacada y sangrada del siglo XXI , la frontera de la libertad, que nos ampara del terrorismo anclado en el Medievo

En 1948 se crea el Estado de Israel. Un territorio similar se adjudica a Palestina, que renuncia a su nueva condición. En Israel viven, trabajan y se ganan la vida decenas de palestinos que son tan ciudadanos de Israel como los judíos. Israel, situado en el Medio Oriente y rodeado de enemigos que sólo aspiran a su exterminio, es el frente de la libertad, una nación europea, una democracia consolidada y el muro de contención con el que cuenta Europa para defenderse del terrorismo de Hamás e Hizbulá, financiado por Irán. Sobra echar una ojeada para saber quiénes están con Israel y quiénes en contra. En España, los comunistas, parte del socialismo, el ultrafeminismo, el ecologismo sandía, los cheguevaristas, los terroristas y los cómicos idiotas. Los del arcoíris se manifiestan con pancartas en apoyo a Hamás, que ha atacado a Israel con 5.000 misiles entregados por Irán. Mil muertos y más de 300 rehenes, niños incluidos, en manos de los energúmenos. La libertad que tienen mis viejos compañeros en Antena-3 de Gomaespuma, la defienden los israelitas. Sus queridos amigos de Hamás ya les habrían cortado la cabeza. Fesser, como buen izquierdista, vive en los Estados Unidos, no en la franja de Gaza. Los multicolores que llaman asesinos a los israelitas por defenderse de 5.000 misiles, los LGTBI españoles, saben que en los dominios de Hamás y de Irán, los homosexuales son colgados de las grúas, las mujeres acusadas de infidelidad apedreadas hasta la muerte, y las lesbianas «no existen». Según ellos, las lesbianas son consecuencia de la degeneración social del mundo occidental. En Israel, la comunidad que se reúne bajo las siglas de Irene Montero y Yolanda Díaz es tan libre como en España, Francia o Dinamarca.

A Israel, en 1948, le entregaron un desierto que han convertido en un vergel. Después de cumplir con sus trabajos y obligaciones, los judíos que emigraron al nuevo Estado trabajaban dos horas en las plantaciones de cítricos. Miles y miles de hectáreas que por las noches, para evitar los efectos de las heladas en el desierto, cubrían con plásticos. Hoy compiten sus productos en los mercados internacionales con los de España, Italia, Grecia, Francia y los Estados Unidos. Los podemitas, filoterroristas, los cómicos subvencionados, los bardemes que no pagan a sus empleados, los narcoterroristas que defienden Santiago, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, la Montero y Echenique, se sienten escandalizados porque Israel ha respondido al ataque por sorpresa de 5.000 misiles de Hamás sobre su territorio. Mujeres asesinadas y violadas, que en nada estremecen a las farsantes del ultrafeminismo español. En Prisa, para dar noticia de la aparición de 240 cadáveres de asistentes a un concierto de música, y para evitar mencionar la voz de «asesinados», se ha utilizado un truco de lenguaje tan miserable como perverso. «Se han encontrado 240 cadáveres».

Con Hamás en el poder, con Irán dominando Hamás, no quedaría en Prisa títere con cabeza, empezando por las de Pepa Bueno y Ángeles Barceló. Hamás es el terrorismo internacional e Israel es Europa y occidente. Pero el jueguecito de la farsa, tan cansina como insoportable, es situar al llamado «progreso» del lado de los terroristas del siglo XI.

Estoy y estaré siempre con una nación democrática que vota para elegir a sus gobernantes. Que trabaja. Que garantiza la libertad religiosa. Que cuenta con un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y un Poder Judicial independientes. Que ampara la libertad de sexo. Y que cuenta con la fuerza militar necesaria e imprescindible para defenderse –y defendernos– del odio de la Edad Media armado hasta los dientes por sus padrinos petrolíferos. Soy europeo, y agradezco todos los días a Israel que sea nuestra avanzadilla, la frontera atacada y sangrada del siglo XXI , la frontera de la libertad, que nos ampara del terrorismo anclado en el Medievo.

Israel no ha atacado. Ha sido bombardeada con 5.000 misiles de sorpresa. Un «Pearl Harbor» en el desierto. Y los atacantes lo pagarán, aunque se manifiesten en España y resto de Europa los cómodos imbéciles.

El Debate 10/10/2023 ALFONSO USSÍA

domingo, 31 de diciembre de 2023

Quiero decirte

En estas fechas en las que haces un pequeño repaso a lo que ha sido el año, y en el que echas en falta a familiares y das la bienvenida a los nuevos miembros de la familia, suelo escuchar esta canción, “Quiero decirte”, de Mi hermano y yo, que me recuerda todas esas cosas que quise decir a mis seres queridos, presentes o ausentes, pero no lo hice, y la importancia de hacerlo.   https://www.youtube.com/watch?v=ulQSTzRjDcA

Creo que sería un buen propósito, para el año que entra, que consiguiéramos hacerlo.

Feliz año a todos, y que 2024 sea el año que todos esperamos para nuestra familia, amigos y para nuestro país, España.